20 julio 2010

EL CUADERNO DE ROCK EN ESPAÑOL

Era el año de 1988, época en la cual el profesor “Murray”, hermano de la profesora Ascensión, fue descalabrado con un bote de basura que unos compañeros pusieron en la parte superior de la puerta entreabierta con el fin de que le cayera al primero que tratara de entrar al salón de clases, con tan mala suerte para todos que fue al profesor al que le tocó el totazo y con un poquito de sangre en la cabeza y un dedo amenazante juró acusarnos a todos… Yo cursaba séptimo grado de bachillerato y recuerdo que en los aburridos actos “cívicos”, después del “Juro por Dios fidelidad a mi bandera y a mi patria Colombia… ¿Juráis?... ¡SÍ JURO!”, siempre ponían a un “pelao” que sabía tocar guitarra, a interpretar “Amante niña” de Leonardo Fabio. Pero un día de aquellos, en que por el bien de la humanidad las cosas cambian, no se subió el ídolo de las secretarias con su guitarra lustrosa y su voz afeminada, sino un muchacho “mono”, de un grado superior al mío, vestido de overol y tenis “pisa-huevos”, a hacer la fono-mímica de un par de canciones que a mi me resultaban desconocidas pero interesantes. Esas fueron “Yo no me llamo Javier” de Los Toreros Muertos y “Devuélveme a mi chica” de Los Hombres G.

Fue muy divertida la actuación del “mono”, se movía bastante gracioso y se sabía muy bien los temas. Quedé medio “picoteado” porque yo no conocía aquellas canciones, sobre todo en la que decían “MARICA”. Pero luego empezaron a sonar en las emisoras y con bastante frecuencia…

Comenzó el BUM! Del Rock en Español… Y fue así como conocí y me hice fanático de este género musical que marcó un hito en nuestra vida de adolescentes en aquella época, que cambió nuestras costumbres, sobre todo en la forma de hablar, de vestir y de pensar… Pero este no es el tema principal del que les quiero hablar en este texto, lo que quiero realmente es recordar aquella labor romántica que teníamos algunos de recopilar artículos de prensa, imágenes, apuntes y letras de canciones en un cuaderno. Como una representación más del diario de niña repleto de cositas “kyut” o como un herbario, pero en este caso con una colección de extrañas plantas de periódico plegado y apuntes sobre bichos raros.

Una compañera fue la primera que me mostró un cuaderno de música, lo tenía lleno de recortes de periódico, sobre todo de música en inglés, a mí esa música siempre me ha gustado pero con el bum del rock en español se me afloró un extraño y absurdo radicalismo por mi lengua materna y por esto fue que decidí llenar un cuaderno de rock, pero sólo en español. Además en mi casa se compraba El Colombiano todos los días, cuando el periódico no era más caro que la leche.

En un cuaderno de “HE MAN” de 50 páginas, argollado y plastificado, empecé a pegar recortes de periódico finamente doblados que contienen biografías y artículos bastante pobres, fotos y dibujos de monstruos o tipo graffiti y las letras de las canciones más representativas de la época.

Por ejemplo uno de estos recortes titula: “Las 20 máximas de 1988 en español en Veracruz Estéreo” allí se pueden leer las canciones más pedidas, en el siguiente orden:

1. El Halloween de Pochito de Veracruz Estéreo,
2. Mi agüita amarilla de Toreros Muertos
3. Mil horas de Abuelos de la nada
4. Devuélveme a mi chica de Hombres G
5. Pilar de Los Toreros Muertos
6. El baile de los que sobran de Los Prisioneros
7. Yo no me llamo Javier de Los Toreros Muertos
8. Pensé que se trataba de cieguitos de Los Twist
9. Ni tú ni nadie de Alaska y Dinarama
10. El twist de Luís de Los Twist
11. Sexo de Los Prisioneros
12. Litros de alcohol de Ramoncín
14. Luna de miel de Virus
13. Mi novia se cayó en un poso ciego de Los Fabulosos Cadillacs
15. A quién le importa de Alaska y Dinarama
18. Pérez-Troika de La Sonora De Bruno Alberto
16. Lobo hombre en parís de La Unión
17. Bailaré sobre tu tumba de Siniestro Total
19. En la calle de Compañía Ilimitada
20. La muralla verde de Enanitos Verdes

De casi todas estas canciones se publicó la letra en las páginas especializadas de los periódicos todos los viernes.

Pero ¿cómo se escribían las canciones? antes de que empezaran a aparecer en los periódicos:

Se le echaba mano a la grabadora y se ponía el cassette, previamente grabado de alguna emisora, se activaba el play (>) y el pause (II) al mismo tiempo para que la canción no empezara inmediatamente y luego quitando el pause se escuchaba un fragmento de la canción, se pausaba de nuevo y se proseguía a escribir lo escuchado, que no siempre era lo que realmente decían los cantantes. Se corría el riesgo de escribir barbaridades bastante cómicas tales como:

“Cuando se besan los paso a matar”, en vez de “Cuando se besan lo paso fatal” (1).

“Me dije viejo aprovechá tus hobbies”, en vez de “Me dije viejo aprovechá sos joven” (2).

Y esta joyita de un amigo: “Tienen sangre tipo B, nos quieren aniquilar”, en vez de “Tienen armas y poder, nos quieren aniquilar” (3).

Hay muchas más que recuerdo y que son buen tema para una tertulia de viernes en la noche con una cerveza en la mano y varias en la cabeza.

Algunos de los artículos que posee mi cuaderno titulan de la siguiente manera: “Hombres G. Un proyecto de colegiales”, “Toreros Muertos. Sus opiniones en un coro de gallinas”, “El viejo Charly”, “Una noche de aquellas que nunca fue” y muchos más. También se pueden ver fotos de conciertos y carátulas de discos. En fin, esto es una colección de documentos que pueden no tener interés para nadie, sobre todo para la generación actual de jóvenes que no tienen memoria a largo plazo porque el ruido y la velocidad de este tiempo no la permiten, pero que para nosotros es el “flash back” de una época donde encontramos nuestra identidad, desarrollamos el gusto musical, por lo menos con algo de criterio, y realmente nos divertimos sanamente, muy a pesar de lo que pensaban aquellos moralistas que se asustaban con esas líricas poco habituales consignadas en mi cuaderno de Rock en español.

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