Sobre Marcel Duchamp
Nota inicial: Los fragmentos que aparecen entre comillas con relación a Marcel Duchamp pertenecen al libro “El Arte Contemporáneo” de Renato Barilli (referencia completa abajo en la bibliografía).
“El más vasto e inquietante enjuiciamiento de la obra de arte en la cultura contemporánea se debe a Marcel Duchamp.”
Si he de hablar sobre el aporte de Duchamp al arte, debo decir que las obras e ideas de este francés, nacido en 1887 en Blainville, revolucionaron las prácticas artísticas, su función y su finalidad. Esto implicó un gran cambio en la estructura y concepción del arte en general, manifestándose en la persona del artista como creador, los medios de producción, la obra de arte en sí, las formas de exhibición y, por consiguiente, en el público receptor.
Fue un experimentador inagotable, criado en un ambiente propicio para la producción artística, inspirado por las propuestas novedosas de su época: el futurismo, con su constante revaloración a la máquina, y el cubismo, que comenzaban a utilizar, como recurso, materiales extraídos “tal cual”; el trompe-l'oiel de la pareja Braque-Picasso y los agregados polimatéricos del mismo Picasso, Boccioni y Tatlin. Sin embargo, en dichas propuestas, los materiales “reales” participaron con el propósito artístico concreto de producir objetos autónomos, competitivos y alternativos. Más el verdadero aporte de Duchamp vendría ligado a la utilización por parte de él, junto con algunos de sus colegas integrantes del movimiento Dadaísta, de “objetos encontrados”:
“[…] hallazgos salidos del mundo natural o del de los utensilios, y caracterizados por algún grado de capricho, extrañeza o fuerza de impacto sensorial. […] objetos estéticamente relevantes, en cuanto capaces de estimular en nosotros la reacción de lo bello, de lo feo, de lo sublime, de lo vulgar, de lo repugnante, de lo provocador”.
Aparece el concepto de ready-made que literalmente se traduce como “reelaborado” o “vuelto a hacer”, pero que va más allá de una simple acción sobre el material.
“[…] basta quererlo, emanar una "intención" en tal sentido y todo puede convertirse en "obra de arte" […]”
En dichas obras podemos determinar elementos importantes en su producción, que anteriormente eran inconcebibles en las prácticas artísticas, como lo son el azar y la casualidad, la banalidad, el humorismo, la experiencia y la autocrítica. Todos elementos que influenciaron a los artistas posteriores, que inspiraron movimientos artísticos vanguardistas como el Surrealismo, el Arte Povera y el Arte de proceso, entre otros.
Entonces lo que verdaderamente importa es el coeficiente mental que se antepone a cualquier experiencia, la idea. Así sin que un objeto necesariamente cambie en su aspecto físico, basta con que sea desplazado, colocado de tal o cual manera, para que pase a hacer parte de la esfera de la valoración estética, desviándolo de su fin práctico. Lo que determina el nacimiento del Arte Objetual y por ende del Arte Conceptual.
Sobre Jannis Kounellis
“¿Cómo elaborar un cuadro, dar forma a una estatua, en un mundo donde el lenguaje plástico ha perdido irremisiblemente su estabilidad expresiva?”
Jannis Kounellis, artista italiano nacido en 1936 en Grecia, estudio en la Academia de Bellas Artes en Roma. Por el año de 1963 comenzó a utilizar objetos y elementos poco convencionales en sus obras, entre los que se cuentan plantas y animales vivos. En 1967 se unió al movimiento Arte Povera de Germano Celant, hecho que determinaría el desarrollo de su propuesta.
“[…] los materiales del arte, en su radicalidad, han de ir hoy más allá de los géneros artísticos tradicionales.”
En las obras de Kounellis podemos encontrar una serie de materiales familiares, instalados de tal manera que exaltan su valor simbólico: telas, carbón, piedra de cantera, hierros, costales, maquinas de coser, y en general todo aquello que tiene relación con la producción industrial, para generar un evidente contraste entre la dicotomía naturaleza-cultura.
El Arte Povera, como una corriente del Arte Conceptual, hereda el sentido crítico hacia la producción industrial y el interés por los objetos ya elaborados del Dadaísmo, agregándoles una simple transformación basada en la acción de los fenómenos naturales. Sencillamente los materiales son envejecidos, patinados, oxidados, quemados, ahumados, etc. O conseguidos, seleccionados de tal manera que reúnan estas cualidades, que les confieren la calidad de objetos “desechados”, donde evidentemente ha quedado como huella la actividad humana y su cotidianidad.
Kounellis es verdaderamente consciente de que el arte es el amplio mundo de la artificialidad y que su lenguaje cambió para convertirse en un medio donde prima el pensamiento, la reflexión y la autocrítica. Su materialidad apunta a dejar claro el mensaje ya enunciado por Schiller en su ensayo Sobre la poesía ingenua y sentimental:
"hoy la naturaleza ha desaparecido de nuestra humanidad, y sólo fuera de ella, en el reino de lo inerte, volvemos a encontrarla en su pureza."
Su experiencia consiste en convertirse en una especie de coleccionista, de arqueólogo, para evidenciar la presencia ausente del ser humano: su "rastro", las huellas de su existencia en la tierra, aquello que imprime sobre todo lo que manipula, fabrica o utiliza. Lo que le sirve para vivir: alimentarse, habitar, comunicarse. Sin embargo, la disposición de sus elementos dista de ser un mero registro taxonómico para presentarse como algo escénico, teatral, donde necesariamente está considerado el espectador, que a partir de su inmersión corporal y perceptiva, se convierte en finalizador de la obra. Allí no sólo opera lo visual, sino los cinco sentidos. Los sonidos, el olor y el tacto desempeñan un papel tan importante como las formas que los generan.
Bibliografía:
BARILLI, Renato. El Arte Contemporáneo, De Cézanne a las últimas tendencias. Santafé de Bogotá, Editorial Norma, 1998. pp. 247-272. (Traducción de Carlos Arturo Fernández).
KOUNELLIS, Janis. Catálogo de la Exposición 19 de noviembre de 1996 - 19 de febrero de 1997. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 1996. pp. 135-165.
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