20 junio 2010

Apariciones

En la iglesia principal de San Jerónimo se quedó dormido un señor luego de estar rezando toda la tarde. Ya hacia la media noche escuchaba una desgarradora voz que lo llamaba. Se incorporó este señor sobre la banca y vio una extraña sombra que se dirigía hacia él. Temblando del susto exclamó en voz alta: “De parte de mi dios todo poderoso ¿quién es usted y qué desea?”. A lo que respondió la aparición: “Soy José Martín Medina, muerto hace tres años por las incidencias del destino. Deseo que usted o alguien caritativo, que no tenga nada más que hacer, le pague a don Gustavo Pérez, el dueño del deposito de materiales, cuarenta y siete tejas que le quedé debiendo antes de morir, y que me recen una novena, pero de aguinaldos así sea en agosto.

El señor decidió pagar la deuda guiado más que todo por la curiosidad. Don Gustavo recibió con tan buena fe el dinero que le cobró las tejas a precio de hace tres años. El “cucho” no se quedó con las ganas y le preguntó al dueño del depósito que quién había sido José Medina y que por qué le debía cuarenta y siete tejas. Contándole el dueño lo siguiente: “Ese muchacho era Joselito el hijo de don Manuel que el día que se mató estaba subido en el techo tratando de girarme la antena del televisor para ver el partido y se resbaló, cayendo y destrozándome casi todo el entejado… Que muchacho tan bueno hasta en la muerte se acordó del daño y me lo mandó a pagar”.

Cubierta la deuda el ánima de Joselito no se volvió a dejar sentir, porque parece que espantaba mucho a la gente quejándose de fuertes dolores de espalda.

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