20 junio 2010

Bebedizos

Un alumno de un colegio internado de la ciudad de Medellín, nacido en la costa, salió como de costumbre un domingo a ver una película. Terminada la “cinta” fue con unos amigos a tomar un refresco. Al terminarlo se sintió incomodo, molesto. Los compañeros pensaron que eran los calzoncillos que llevaba puestos, prestados por un compañero de menor talla. Luego en el colegio, el muchacho se agitaba, sudaba y muy agresivo demostraba ideas de suicidio: tratando de ahorcarse con los cordones de los zapatos atados al cable de colgar la ropa o tragándose una caja de fósforos entera.

Se llamó al médico el cual diagnosticó “burundanga”, pero no la canción de Celia Cruz, sino borrachero o cacao sabanero que llaman. Efectivamente se le suministró una inyección y comenzó a sentirse un olor a la tal burundanga. Una copera se la había echado el la Guaraná Caribe que fue el refresco que pidió el muchacho esa tarde.

El desdichado cursaba el cuarto año de secundaria, perdió sus facultades mentales y jamás pudo terminar los estudios. Últimamente le han visto mendigando en los buses, con dos cucharas tocando la canción de Celia Cruz “BURUNDANGA”.

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