Por: Hugo Ceballos Córdoba
Una de las características para una posible aplicación metodológica en el arte es que no se puede hacer un esquema teórico metodológico a priori.
En otras experiencias he podido apreciar un esquema a priori en el cual los capítulos serían más o menos así:
a. Un marco de referencia o aspecto general del campo que se pretende investigar.
b. De ese aspecto general uno más particular sobre el cual verdaderamente recaerá el estudio investigativo.
c. Un objetivo general de la búsqueda como preámbulo a uno más específico.
d. Una justificación conceptual.
e. Estudios efectuados hasta el momento sobre el tema.
f. Un plan de trabajo paso a paso que sería como una guía para la acción.
De inmediato puedo decir sin entrar a cuestionar el sistema relacionado –que una vez establecida una hipótesis a priori lo que pasa frecuentemente, aún a pesar del investigador, es que hay un intento de forzar la realidad a la teoría.
De todas maneras se obtiene un resultado que puede o no corroborar lo sustentado antes conceptualmente.
En arte, cualquier intento de aplicar éste sistema a priori sacaría el estudio fuera de lo que es esencial aquí: la experiencia plástica.
Entiendo como experiencia plástica algo relacionado íntimamente con lo sensible y lo intuitivo, lo instintivo, lo racional y lo intelectual, que se da en el tiempo desde el momento mismo de la captación de una parte de la realidad –de donde parte todo proceso de conocimiento– hasta su materialización en una “expresión plástica”, a decir de Piet Mondrian: “una acción de formas y colores”.
Observamos que para una correcta aplicación metodológica en cualquier campo no hay otro camino que sujetarnos al lenguaje apropiado. Esto es: Si queremos investigar fenómenos sociales tenemos que acudir al lenguaje y conceptos del materialismo histórico; si deseamos profundizar aspectos del subconsciente tenemos que adentrarnos en el psicoanálisis o si aspectos de culturas ir al campo de la etnología.
De igual manera, los problemas del arte se resuelven en el mismo terreno de la Experiencia Plástica. Sus conceptos y su lenguaje se construyen y se realizan en la misma medida que se efectúan.
Si bien es cierto que algunos artistas a menudo acuden a variadas ciencias, en arte, si se desea tocar una cierta metodología, antes que pretender “teorizar”, se debería tener una cierta cantidad de “experiencias plásticas” sobre las cuales volver para encontrar puntos comunes, construcciones similares, elementos, símbolos, alusiones que se repiten. Es de ésta manera que establecemos una diferencia fundamental con el sistema metodológico mencionado antes. Aquí, lo “a-priori” a cualquier teoría sería la Experiencia Plástica y tanto mejor cuanto mayor sea el número de ellas.
Considerando la obra de arte particular como objeto de estudio del arte puedo decir que aquí no debería existir el expontaneismo. Existe la obra en el tiempo y en el espacio, elaborada por un artista con su propia historia particular y que a la vez no solo es participe de una cultura universal sino de una nacional y aún regional. Por lo tanto es erróneo por parte de críticos y comentaristas querer encasillar la obra, determinarla, aislarla del artista o de las demás obras ejecutadas por él en el tiempo.
Tal como en la literatura en donde los conceptos van elaborándose en la medida que se manipula la palabra, en la plástica las experiencias anteriores sirven de punto de arranque para las posteriores, siempre se culminan y siempre se comienza. Así, en éste vaivén de equilibrio y desequilibrio es como las cosas se van unificando y volviéndose más claras. Es lo vital en el manejo del concepto unido a la experiencia plástica.
Si se quisiera hablar entonces de una cierta “metodología” – (cosa horrenda para los oídos de muchos artistas) – esos serían más o menos los puntos a seguir.
Lo anterior corrobora:
1. Que no existe una metodología en general que sería como una tabla de salvación para la investigación. Sólo la hay en el terreno propio –como ya se dijo– de tal suerte que cada ciencia determina un objeto que reivindica como suyo.
2. A pesar de que el objeto de la plástica pudiera tener mucho que ver con otras ciencias (la lingüística, el psicoanálisis, etc.) siempre ese objeto será la Experiencia Plástica y su producto, la expresión plástica.
3. Es con ese cúmulo de experiencias y solo a través de ellas como se elabora un cuerpo de conceptos plásticos que deben ser cada vez más puros hasta llegara tomar una forma más y más unívoca y clara.
4. Pretender, sin embargo, llegar a una meta en la plástica es erróneo. Este es otro punto en el que se diferencia de la metodología de otras ciencias.
La experiencia y descubrimientos de Piet Mondrian fueron revolucionarios e influyeron en el sendero del arte para establecer la forma pura reflejo de la realidad pura. Opinaba que “nuestra visión y experiencias subjetivas nos hacen imposible ser felices… porque nuestra visión de la realidad está velada por nuestros sentimientos y si bien no podemos liberarnos, podemos liberar nuestra visión”. Hoy sabemos que el hombre es más complejo de lo que se sabía y que la cosa no era tan simple como que en la medida en que vamos luchando por suprimir nuestra subjetividad con nuestra sensibilidad, iremos acercándonos a la realidad y la verdad. Hoy sabemos también que el hombre es una intrincada red de estructuras, de tal suerte que una vibración de una de ellas desencadena la movilización de otras y/o de toda una serie de redes estructurales de modo que la llamada “voluntad” para hacer, escoger, ir o venir, está cuestionada.
Por eso, el arte más que responder preguntas, más que solucionar, plantea y cuestiona. Esto es lo esencial en el arte y lo que lo liga a la vida, a nuestra vida que no es más que una gran pregunta.
Numerosas experiencias plásticas me han producido planteamientos similares que me han llevado a replantear una y otra vez todo lo que ha sido mi ingerencia en eso que llamamos arte.
Puesta en el tapete, pienso que durante los primeros años se estableció una contienda entre una cierta estética y una expresión.
En toda una serie de obras de un periodo se observa una insistencia por una estética, tanto en la forma como en la situación de los elementos de la composición. En obras de otros periodos es claro el alejamiento de esa preocupación y en cambio la hay por una expresividad –cerca del expresionismo- que se nota en la utilización de papeles y láminas metálicas arrugadas, fuertes empastes, colores traslúcidos y sobre todo una figuración que apunta a profundos estados subconscientes.
Como un péndulo esa actividad iba y venía de un esfuerzo a otro y a veces lograba una combinación no satisfactoria de ambos. Pero la cuestión que me preocupaba era la de una falta de unidad y de filamento que debería verse a lo largo del trabajo. Por otro lado notaba repetición de experiencias y una falta de síntesis o elaboración de elementos esenciales.
Observando no solo mi trabajo sino el de algunos de mis compañeros y también el de unos pocos de los llamados “artistas consagrados”, es claro que los resultados fácilmente se pueden encasillar en alguno de los “estilos, escuelas o ismos” establecidos hasta ahora.
En esto influye naturalmente el deseo legítimo de la gente en querer tener un papel dentro del “arte”. Pero se corre el peligro entonces de abandonar la investigación de la propia identidad.
Saqué las siguientes pautas:
1. Lo que fallaba no era la ligazón de los resultados sino más bien la captación de la realidad inicial. Quiero decir que si no hay una selección, un ordenamiento y una sistematización en la captación de la realidad, si en ello hay anarquía, los resultados también serán reflejo de ese desorden. Y, posteriormente debería haber una sistematización en el estudio de todos esos resultados.
2. Mi propia experiencia plástica que va desde mi –y hago énfasis en ese “mi”– captación de una parte de mi realidad hasta el producto en una expresión plástica debiera comenzar en el momento del estudio de los resultados. Con ello conseguiría un equilibrio entre mis sentimientos, mi sensibilidad, de la que no me puedo apartar –sino por el contrario conocer e irla trabajando mas y mas profundamente– y mi racionalidad para elaborar un sistema de abstracción y acercarme a mi realidad esencial.
3. La persecución de un “estilo” es la persecución de un encadenamiento. No se llegara a ninguna parte por este camino, si bien es cierto que momentáneamente podemos “descollar” en el medio artístico. Con mucha más razón ahora cuando se “consume” arte como se consume alimentos y, no bien un estilo ni siquiera ha logrado asentarse cuando ya es obsoleto y la sociedad de “críticos y galerista” buscan afanosamente nuevos elementos creando así más confusión.
4. Teniendo en cuenta que: Primero. Sin abandonar la mira de una meta, lo importante no es la meta sino el camino. Segundo. El arte me plantea cada vez mas preguntas que respuestas (y estas preguntas son bien diferentes en cada persona), entonces el camino a seguir es la interiorización de ese camino en forma conciente, vale decir extrayendo cada vez mas lo esencial.
Es ejemplar el método seguido por Piet Mondrian y que podemos leer en su escrito “Hacia una verdadera visión de la realidad”.
El escribe: …”La apariencia de las formas naturales camia pero la realidad permanece constante”.
…”Estoy convencido que la humanidad después de siglos de cultura puede acelerar su progreso a través de una visión mas autentica de la realidad. El arte plástico revela lo que la ciencia ha descubierto. Que el tiempo y la visión subjetiva empañan la verdadera realidad”.
…”La realidad solo nos parece trágica a causa del desequilibrio y confusión de su apariencia. Lo que nos hace sufrir es nuestra visión subjetiva y nuestra posición determinada”.
…”Los hombre adquieren conciencia de la vida mediante la manifestación de la realidad”.
Esto lo escribió Mondrian (1942) en el tiempo en que los problemas de la plástica, de equilibrio, composición, forma y expresión de la forma, etc., estaban fuertemente en la mesa de discusión. Sus descubrimientos constituyeron una verdadera revolución que, junto al cubismo, ayudaron a la humanidad en el camino de despejar la verdad, pero Mondrian era conciente de que nunca se llegaría a la verdadera realidad.
En parte la confusión reinante se debe a que se ha pretendido llegar a una verdad universal. Hasta ahora no se quiere aceptar que el hombre funciona mediante mecanismos estructurales muy complejos y por lo tanto una búsqueda objetiva de la realidad no debe dejar de lado la subjetividad. Si bien es cierto que nunca encontrare las respuestas debo ser conciente de que mi pregunta es una visión combinada universal y subjetiva.
El sufrimiento no es a causa de nuestra visión subjetiva sino:
Primero a causa de nuestra ignorancia de una visión universal.
Segundo a causa de un rechazo moralista de nuestra subjetividad.
Tercero a causa de nuestra ignorancia de los mecanismos que mueven nuestra visión subjetiva.
Cuarto a causa de nuestra pretensión de hallar la verdad universal.
Quinto a causa de no comprender que esa nuestra visión subjetiva hace parte de la Universa y que por lo tanto es fundamental hacerla objeto de estudio. Esto es así porque nunca me acercare a la realidad universal sin aproximarme a mi propia realidad.
Mondrian en su búsqueda de “Un Nuevo Realismo” opinaba que “el arte plástico afirma que el equilibrio solo puede establecerse por la neutralización de oposiciones desiguales pero equivalentes. La clasificación del equilibrio a través del arte plástico es de gran importancia para la humanidad. Este revela que aunque la vida humana esta destinada al desequilibrio no obstante esta basada ene l equilibrio. Esto demuestra que la vivencia del equilibrio puede hacerse cada vez mas intensa en nosotros”.
Los descubrimientos de Mondrian son valiosísimos aun hoy pero es necesario tener en cuenta que entre sus opiniones y nosotros media cerca de medio siglo. En lo que va del segundo medio siglo es asombroso el avance de la ciencia y el pensamiento y asombroso también los descubrimientos sobre las intrincadas redes que mueven la subjetividad del hombre.
Lo que esta en cuestión ahora no es nuestra propia subjetividad sino cualquier verdad universal. Lo que esta confuso es lo que pretendemos como “arte universal”.
“la conciencia de la necesidad de la abstracción en el arte plástico se desarrollo lentamente. En sus orígenes fue practicada intuitivamente. Solo después de siglos de creciente transformación del aspecto natural surgió una abstracción mas aparente hasta que finalmente el arte plástico fue liberado de las características particulares del sujeto y el objeto” (El arte Abstracto. P. M)
Al llegar aquí –conclusión lógica de la trayectoria del arte– el arte quedo en el aire. Como una polilla que busca la fuente de luz, al encontrarla lo único que le queda es quemarse o alejarse. La indecisión es confusión, se pretendió que se había llegado a la verdad universal pero no se tomó en cuenta que la abstracción puede ser diferente en cada persona, cada nación, cada cultura.
Nos queda el camino de alejarnos de la luz para encontrarnos a nosotros mismos, de explorar nuestra identidad y cultura e ir –repitiendo el camino de Mondrian– abstrayendo del interior al exterior lo esencial nuestro.
Una de las características para una posible aplicación metodológica en el arte es que no se puede hacer un esquema teórico metodológico a priori.
En otras experiencias he podido apreciar un esquema a priori en el cual los capítulos serían más o menos así:
a. Un marco de referencia o aspecto general del campo que se pretende investigar.
b. De ese aspecto general uno más particular sobre el cual verdaderamente recaerá el estudio investigativo.
c. Un objetivo general de la búsqueda como preámbulo a uno más específico.
d. Una justificación conceptual.
e. Estudios efectuados hasta el momento sobre el tema.
f. Un plan de trabajo paso a paso que sería como una guía para la acción.
De inmediato puedo decir sin entrar a cuestionar el sistema relacionado –que una vez establecida una hipótesis a priori lo que pasa frecuentemente, aún a pesar del investigador, es que hay un intento de forzar la realidad a la teoría.
De todas maneras se obtiene un resultado que puede o no corroborar lo sustentado antes conceptualmente.
En arte, cualquier intento de aplicar éste sistema a priori sacaría el estudio fuera de lo que es esencial aquí: la experiencia plástica.
Entiendo como experiencia plástica algo relacionado íntimamente con lo sensible y lo intuitivo, lo instintivo, lo racional y lo intelectual, que se da en el tiempo desde el momento mismo de la captación de una parte de la realidad –de donde parte todo proceso de conocimiento– hasta su materialización en una “expresión plástica”, a decir de Piet Mondrian: “una acción de formas y colores”.
Observamos que para una correcta aplicación metodológica en cualquier campo no hay otro camino que sujetarnos al lenguaje apropiado. Esto es: Si queremos investigar fenómenos sociales tenemos que acudir al lenguaje y conceptos del materialismo histórico; si deseamos profundizar aspectos del subconsciente tenemos que adentrarnos en el psicoanálisis o si aspectos de culturas ir al campo de la etnología.
De igual manera, los problemas del arte se resuelven en el mismo terreno de la Experiencia Plástica. Sus conceptos y su lenguaje se construyen y se realizan en la misma medida que se efectúan.
Si bien es cierto que algunos artistas a menudo acuden a variadas ciencias, en arte, si se desea tocar una cierta metodología, antes que pretender “teorizar”, se debería tener una cierta cantidad de “experiencias plásticas” sobre las cuales volver para encontrar puntos comunes, construcciones similares, elementos, símbolos, alusiones que se repiten. Es de ésta manera que establecemos una diferencia fundamental con el sistema metodológico mencionado antes. Aquí, lo “a-priori” a cualquier teoría sería la Experiencia Plástica y tanto mejor cuanto mayor sea el número de ellas.
Considerando la obra de arte particular como objeto de estudio del arte puedo decir que aquí no debería existir el expontaneismo. Existe la obra en el tiempo y en el espacio, elaborada por un artista con su propia historia particular y que a la vez no solo es participe de una cultura universal sino de una nacional y aún regional. Por lo tanto es erróneo por parte de críticos y comentaristas querer encasillar la obra, determinarla, aislarla del artista o de las demás obras ejecutadas por él en el tiempo.
Tal como en la literatura en donde los conceptos van elaborándose en la medida que se manipula la palabra, en la plástica las experiencias anteriores sirven de punto de arranque para las posteriores, siempre se culminan y siempre se comienza. Así, en éste vaivén de equilibrio y desequilibrio es como las cosas se van unificando y volviéndose más claras. Es lo vital en el manejo del concepto unido a la experiencia plástica.
Si se quisiera hablar entonces de una cierta “metodología” – (cosa horrenda para los oídos de muchos artistas) – esos serían más o menos los puntos a seguir.
Lo anterior corrobora:
1. Que no existe una metodología en general que sería como una tabla de salvación para la investigación. Sólo la hay en el terreno propio –como ya se dijo– de tal suerte que cada ciencia determina un objeto que reivindica como suyo.
2. A pesar de que el objeto de la plástica pudiera tener mucho que ver con otras ciencias (la lingüística, el psicoanálisis, etc.) siempre ese objeto será la Experiencia Plástica y su producto, la expresión plástica.
3. Es con ese cúmulo de experiencias y solo a través de ellas como se elabora un cuerpo de conceptos plásticos que deben ser cada vez más puros hasta llegara tomar una forma más y más unívoca y clara.
4. Pretender, sin embargo, llegar a una meta en la plástica es erróneo. Este es otro punto en el que se diferencia de la metodología de otras ciencias.
La experiencia y descubrimientos de Piet Mondrian fueron revolucionarios e influyeron en el sendero del arte para establecer la forma pura reflejo de la realidad pura. Opinaba que “nuestra visión y experiencias subjetivas nos hacen imposible ser felices… porque nuestra visión de la realidad está velada por nuestros sentimientos y si bien no podemos liberarnos, podemos liberar nuestra visión”. Hoy sabemos que el hombre es más complejo de lo que se sabía y que la cosa no era tan simple como que en la medida en que vamos luchando por suprimir nuestra subjetividad con nuestra sensibilidad, iremos acercándonos a la realidad y la verdad. Hoy sabemos también que el hombre es una intrincada red de estructuras, de tal suerte que una vibración de una de ellas desencadena la movilización de otras y/o de toda una serie de redes estructurales de modo que la llamada “voluntad” para hacer, escoger, ir o venir, está cuestionada.
Por eso, el arte más que responder preguntas, más que solucionar, plantea y cuestiona. Esto es lo esencial en el arte y lo que lo liga a la vida, a nuestra vida que no es más que una gran pregunta.
Numerosas experiencias plásticas me han producido planteamientos similares que me han llevado a replantear una y otra vez todo lo que ha sido mi ingerencia en eso que llamamos arte.
Puesta en el tapete, pienso que durante los primeros años se estableció una contienda entre una cierta estética y una expresión.
En toda una serie de obras de un periodo se observa una insistencia por una estética, tanto en la forma como en la situación de los elementos de la composición. En obras de otros periodos es claro el alejamiento de esa preocupación y en cambio la hay por una expresividad –cerca del expresionismo- que se nota en la utilización de papeles y láminas metálicas arrugadas, fuertes empastes, colores traslúcidos y sobre todo una figuración que apunta a profundos estados subconscientes.
Como un péndulo esa actividad iba y venía de un esfuerzo a otro y a veces lograba una combinación no satisfactoria de ambos. Pero la cuestión que me preocupaba era la de una falta de unidad y de filamento que debería verse a lo largo del trabajo. Por otro lado notaba repetición de experiencias y una falta de síntesis o elaboración de elementos esenciales.
Observando no solo mi trabajo sino el de algunos de mis compañeros y también el de unos pocos de los llamados “artistas consagrados”, es claro que los resultados fácilmente se pueden encasillar en alguno de los “estilos, escuelas o ismos” establecidos hasta ahora.
En esto influye naturalmente el deseo legítimo de la gente en querer tener un papel dentro del “arte”. Pero se corre el peligro entonces de abandonar la investigación de la propia identidad.
Saqué las siguientes pautas:
1. Lo que fallaba no era la ligazón de los resultados sino más bien la captación de la realidad inicial. Quiero decir que si no hay una selección, un ordenamiento y una sistematización en la captación de la realidad, si en ello hay anarquía, los resultados también serán reflejo de ese desorden. Y, posteriormente debería haber una sistematización en el estudio de todos esos resultados.
2. Mi propia experiencia plástica que va desde mi –y hago énfasis en ese “mi”– captación de una parte de mi realidad hasta el producto en una expresión plástica debiera comenzar en el momento del estudio de los resultados. Con ello conseguiría un equilibrio entre mis sentimientos, mi sensibilidad, de la que no me puedo apartar –sino por el contrario conocer e irla trabajando mas y mas profundamente– y mi racionalidad para elaborar un sistema de abstracción y acercarme a mi realidad esencial.
3. La persecución de un “estilo” es la persecución de un encadenamiento. No se llegara a ninguna parte por este camino, si bien es cierto que momentáneamente podemos “descollar” en el medio artístico. Con mucha más razón ahora cuando se “consume” arte como se consume alimentos y, no bien un estilo ni siquiera ha logrado asentarse cuando ya es obsoleto y la sociedad de “críticos y galerista” buscan afanosamente nuevos elementos creando así más confusión.
4. Teniendo en cuenta que: Primero. Sin abandonar la mira de una meta, lo importante no es la meta sino el camino. Segundo. El arte me plantea cada vez mas preguntas que respuestas (y estas preguntas son bien diferentes en cada persona), entonces el camino a seguir es la interiorización de ese camino en forma conciente, vale decir extrayendo cada vez mas lo esencial.
Es ejemplar el método seguido por Piet Mondrian y que podemos leer en su escrito “Hacia una verdadera visión de la realidad”.
El escribe: …”La apariencia de las formas naturales camia pero la realidad permanece constante”.
…”Estoy convencido que la humanidad después de siglos de cultura puede acelerar su progreso a través de una visión mas autentica de la realidad. El arte plástico revela lo que la ciencia ha descubierto. Que el tiempo y la visión subjetiva empañan la verdadera realidad”.
…”La realidad solo nos parece trágica a causa del desequilibrio y confusión de su apariencia. Lo que nos hace sufrir es nuestra visión subjetiva y nuestra posición determinada”.
…”Los hombre adquieren conciencia de la vida mediante la manifestación de la realidad”.
Esto lo escribió Mondrian (1942) en el tiempo en que los problemas de la plástica, de equilibrio, composición, forma y expresión de la forma, etc., estaban fuertemente en la mesa de discusión. Sus descubrimientos constituyeron una verdadera revolución que, junto al cubismo, ayudaron a la humanidad en el camino de despejar la verdad, pero Mondrian era conciente de que nunca se llegaría a la verdadera realidad.
En parte la confusión reinante se debe a que se ha pretendido llegar a una verdad universal. Hasta ahora no se quiere aceptar que el hombre funciona mediante mecanismos estructurales muy complejos y por lo tanto una búsqueda objetiva de la realidad no debe dejar de lado la subjetividad. Si bien es cierto que nunca encontrare las respuestas debo ser conciente de que mi pregunta es una visión combinada universal y subjetiva.
El sufrimiento no es a causa de nuestra visión subjetiva sino:
Primero a causa de nuestra ignorancia de una visión universal.
Segundo a causa de un rechazo moralista de nuestra subjetividad.
Tercero a causa de nuestra ignorancia de los mecanismos que mueven nuestra visión subjetiva.
Cuarto a causa de nuestra pretensión de hallar la verdad universal.
Quinto a causa de no comprender que esa nuestra visión subjetiva hace parte de la Universa y que por lo tanto es fundamental hacerla objeto de estudio. Esto es así porque nunca me acercare a la realidad universal sin aproximarme a mi propia realidad.
Mondrian en su búsqueda de “Un Nuevo Realismo” opinaba que “el arte plástico afirma que el equilibrio solo puede establecerse por la neutralización de oposiciones desiguales pero equivalentes. La clasificación del equilibrio a través del arte plástico es de gran importancia para la humanidad. Este revela que aunque la vida humana esta destinada al desequilibrio no obstante esta basada ene l equilibrio. Esto demuestra que la vivencia del equilibrio puede hacerse cada vez mas intensa en nosotros”.
Los descubrimientos de Mondrian son valiosísimos aun hoy pero es necesario tener en cuenta que entre sus opiniones y nosotros media cerca de medio siglo. En lo que va del segundo medio siglo es asombroso el avance de la ciencia y el pensamiento y asombroso también los descubrimientos sobre las intrincadas redes que mueven la subjetividad del hombre.
Lo que esta en cuestión ahora no es nuestra propia subjetividad sino cualquier verdad universal. Lo que esta confuso es lo que pretendemos como “arte universal”.
“la conciencia de la necesidad de la abstracción en el arte plástico se desarrollo lentamente. En sus orígenes fue practicada intuitivamente. Solo después de siglos de creciente transformación del aspecto natural surgió una abstracción mas aparente hasta que finalmente el arte plástico fue liberado de las características particulares del sujeto y el objeto” (El arte Abstracto. P. M)
Al llegar aquí –conclusión lógica de la trayectoria del arte– el arte quedo en el aire. Como una polilla que busca la fuente de luz, al encontrarla lo único que le queda es quemarse o alejarse. La indecisión es confusión, se pretendió que se había llegado a la verdad universal pero no se tomó en cuenta que la abstracción puede ser diferente en cada persona, cada nación, cada cultura.
Nos queda el camino de alejarnos de la luz para encontrarnos a nosotros mismos, de explorar nuestra identidad y cultura e ir –repitiendo el camino de Mondrian– abstrayendo del interior al exterior lo esencial nuestro.
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